Hace 98 años nacía Víctor "El Moro" Alvarez, sinónimo de lealtad y militancia

Víctor Álvarez nació en el capitalino barrio de Monserrat, el 11 de abril de 1920 y se lo conoció por “El Moro” debido a su cabello mota, sus ojos oscuros y su piel cetrina. .
Debido a la insuficiente realidad económica, de su familia, debió dejar de estudiar u comenzó a trabajar, como cadete, en la redacción del Diario Crítica.
Al cumplir los 17 años se sumó a la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (FORJA) y posteriormente su pasión por el tango, lo llevó a conocer nada menos que al gran Ovidio Cátulo Castillo y a José María  "Catunga" Contursi. Con ellos se puso a colaborar  en la lucha gremial de la sociedad de autores y compositores de música.
Fue Peronista desde la primera hora. En 1955 lo designaron como director del diario de la C.G.T. “El Líder” (Foto).
Caído el gobierno de Perón, el diario, siguió saliendo pero ya con muchas dificultades, propia del estado de censuras y persecuciones que se vivían pero, no le impidió convertirse en un faro de la voz obrera, como lo reconoció públicamente, uno de sus columnistas, don Arturo Jauretche.
A finales de 1955 clausuraron el diario y el continuó firme con su fe peronista durante los 18 años de resistencia y lucha.
Con la vuelta de la democracia, en 1973, refundó el Sindicato de Prensa y sus compañeros lo eligieron Secretario General de la Federación Argentina de los Trabajadores de Prensa (FATPREN). Su honestidad gremial e ideológica lo pintó de cuerpo entero dado que, a pesar de manejar fondos de un sindicato, siguió viviendo y alquilando en el mismo lugar donde vivía desde tiempo atrás (Andalgalá 1785, barrio de Mataderos), en una humilde casa.
Concretado el golpe militar de 1976, contra la compañera María Estela Martínez de Perón, cayó en una notoria depresión pero se recuperó, al tiempo, y en 1982 se dedicó a organizar y conformar la Asociación de Periodistas Jubilados.
Corría el 17 de abril de 1984, cuando ingresando al predio de la Sociedad Rural y mientras cubría una nota periodística, un infarto de miocardio apagó su vida física, la que dedicó, enteramente, a ser un apasionado por la causa peronista